domingo, 20 de marzo de 2011

Porque compartir es vivir

     Cada uno de nosotros usamos las nuevas tecnologías y el mundo digital en nuestra vida personal. También en nuestra vida laboral, la mayoría de nosotros utilizamos todo esto para desempeñar nuestra labor diaria. No hace falta pensar mucho para darse cuenta de todos los campos a los que ha afectado la utilización de internet. Por eso, bien sea por deformación pofesional o por la costumbre del uso aplicado a la actividad audiovisual, quiero centrar mi atención en la coloquialmente conocida Ley Sinde (o Ley de Servicios de la Sociedad de la Información).

     Mucho se ha hablado y escrito sobre ella, ya que ha generado una gran controversia y tiene al mismo tiempo seguidores y detractores. Por lo tanto me gustaría hacer una mención a otros momentos anteriores en los cuales se ha intentado controlar la libre circulación de la cultura o se ha criticado un nuevo medio, como algo que afectaba a lo existente anteriormente.

     Es bien sabido que en los ultimos años ha descendido notablemente la asistencia de espectadores al cine. La principal causa que se acusaba o se sigue acusando son las descargas de internet. Debido a que la gente obtiene de forma gratuita los mismos contenidos, el número de espectadores ha descendido. 

     Con la aparición de la televisión, la industria cinematográfica se vió afectada. Muchos cines tuvieron que cerrar y también se criticó mucho a la televisión de robar espectadores. En cambio, con el tiempo la oferta se adaptó a la nueva situación. Actualmente las televisiones españolas invierten parte de sus beneficios en producción cinematográfica. Aunque esto quedó establecido por ley, TVE invirtió en el año 2005 un 22% más de lo que la ley ordena. Asímismo, Telecinco creó su propia productora, Telecinco Cinema, invirtiendo así parte de sus beneficios en una productora de su misma posesión.

     Es imposible, si no muy difícil, intentar limitar un medio tan global y libre como es internet. Es, como la expresión española dice, tratar de poner "puertas al campo". Por lo tanto, en vez de intentar solucionar el problema de la violación de derechos de autor de una manera tan totalitaria como es el cierre de páginas web, quizás sería mejor idear un sistema de descargas legales.

     Los grandes estudios de Hollywood se estan "poniendo las pilas" respecto a este tema y han creado "UltraViolet Media". Consiste en un sistema de alquiler o venta de peliculas, que permite compartir el contenido con otros usuarios (con un máximo de 6), para ser reproducido en  televisores, "smartphones" y videoconsolas. Cuenta con 63 miembros, entre los que econtramos empresas como Warner, Fox, Paramount o Sony. Se busca eliminar la dependencia del soporte físico tanto para acceder, pero también para distribuir, productos audiovisuales.


     Por lo tanto creo que la salida también en España pasaría por una solución parecida a esta; empezar a adaptarse a los nuevos medios, más que por tratar de negar lo que ya existe mientras se cortar las nuevas formas de comunicación.

     Y es que al final, la base de las redes sociales, de internet y casi de la naturaleza humana, es comunicar y compartir.

1 comentario:

  1. Yo también comparto películas con otros usuarios, además de otras fórmulas culturales. El problema es que hay gente que está haciendo negocio de eso, no por la simple determinación de compartir, sino aprovechándose de la infraestructura de las TICs y del vacío normativo que impera en Internet. No veo por qué la policía persigue a los inmigrantes clandestinos que tratan de comerciar con copias ilegales en soporte DVD, mientras los piratas de la Red campan a sus anchas por el espacio digital al tiempo que amasan auténticas fortunas. Parece evidente que debe existir una legislación proporcional a uno y otro lado de la orilla. Creo que es coherente la apuesta de Hollywood: compartir con unos 6 usuarios es una buena cifra de amigos con los que uno suele intercambiar productos de la industria cultural. Más allá es "harina de otro costal". Por supuesto, los productos culturales que todos creamos al margen de la industria somos libres de compartirlos como nos dé la real gana. Pero nosotros decidimos si queremos aplicarles derechos de autor. Yo defiendo el derecho de un autor a proteger su obra. No nos engañemos: nos bajamos las pelis y los discos que han costado un dineral. Lo del primo, el vecino y el compadre se consume como una caña en verano. El valor de las cosas es relativo, pero todo el mundo tiene derecho a valorar su trabajo como estime conveniente. Ser altruista también es una opción. Me encanta esta forma de usar la Red. Pero no creo que sea lícito imponerla.

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